Me encantó comprobar que aunque muchos se empeñen en convertir España en un desierto de creencias religiosas, sigue estando la fe y el amor al cuerpo de Cristo muy vivo en muchos sitios.
No me esperaba ver Toledo tan adornado, tan colorista, con ese olor a tomillo.
Fue impresionante ver como se aplaudía el paso del cuerpo de Cristo, como la gente esperaba horas a pleno sol para verle pasar.
Pude escuchar el himno nacional en España y ver banderas españolas.
Una autentica gozada.
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